Llegué a País a principios de diciembre, en mi primera visita al Salón del libro de Montreuil en París.
En el metro, este señor me vio cara de perdida y resultó ser un escritor de cuentos muy lindos, David Levy, que me ayudó a llegar a tiempo. En un momento se resignó a que no sé hablar francés.
Este era uno de los dos pisos de la feria.
Fui invitada por la Feria y por la editorial Syros, que presentaba mi Abecedario en versión francesa.
Tuvimos la fortuna de ser recomendados en el Salón.
Y de poder hacer nuestro propio Abecedario con los niños que participaron en el taller <3 p="">
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Los carteles en la Feria hablaban de los refugiados.
Y los ascensoristas leían mientras te llevaban a algún otro piso.
Aquí con Benjamin Chaud, el gran dibujante de Pomelo y de muchos libros hermosos.
Con el Boris Vian del dibujo, Benoit Jacques, en el stand de su editorial autogestionada.
Con mi querida y admirada Beatrice Alemagna.
EN el stand de Syros con Sandrine Mini, la editora, y Pepito López, el diseñador más copado.
En las nubes con mis adoradas Kitty Crowther y Anne Herbauts
La expo en el subsuelo de la feria con obra de algunos de los mejores ilustradores del mundo.
En la parte de exposición que le tocó, Blexbolex hizo una habitación con un visor para meterse en ella virtualmente y tirar pelotas imaginarias.
Mural de Benjamin Chaud
Original de Audrey Calleja.
Muchos autores-ilustradores dedicando libros.
Muchisimas tentaciones.
Con el muy aplaudido y simpático Cris Haughton, un capo.
www.chrishaughton.com
Feliz de estar en una charla junto a Beatrice
Se puede ver un poquito de la charla Aquí: CLICK
Luego de la charla, firmando libros
¡Cena con la creme de la creme de Montreuil, mon Dieu! ¡No me lo podía creer!
Gracias a mi querida Anne Herbauts por organizarla.<3 p="">3>
El de la lengua es un grosso llamado Michel Galvin. La señora de anteojos es una diseñadora y profesora de ilustración que trabaja con Anne (no recuerdo su nombre, horreur!)
La mitad de los chistes no los entendí, pero me sentí en un café parisino de Dadaístas.
Y nunca falta la visita al Pompidou, para refrescar la mente.