¡Y llegó el día de la premiación, en el Concert Hall de Estocolmo!
Hay muchas fotos y cosas para contar, lo iré subiendo, pero primero acá está el discurso en inglés y en castellano.
Se puede ver parte de la ceremonia clickeando aquí
Su Alteza Real, señoras y señores, queridos amigos (sé que no conozco a todos aquí, pero si aman los libros, los considero bastante amigos míos):
Me siento tan honrada de estar aquí, recibiendo este inmenso regalo. En mi tosco inglés, quiero agradecer a todos los miembros del Jurado por darle tanto valor a mi trabajo, por prestarle atención aún siendo de un país tan lejano, por hacerlo conocer, ¡por disfrutarlo!.
Estoy feliz porque este premio pone relieve a los que pensamos la ilustración como un lenguaje profundo y rico, con voz propia. En los libros ilustrados podemos contar muchísimas cosas a través de colores, líneas y formas, y eso, a su vez, deja al texto respirar con otra libertad. Lamentablemente, cuando crecemos, perdemos contacto con la expresión plástica, mientras que de niños todos somos expertos en la materia.
No pienso que deba limitar mi imaginación porque es un libro para niños ¡al contrario! ¿qué lector es más exigente que un niño? Con todo lo que tienen para descubrir, más bien tengo que estar a la altura de esa increíble curiosidad. A mí me inspira lo salvaje, lo ridículo, lo contracultural que tienen los niños. Ellos están fuera de las convenciones, se la pasan preguntándose acerca de todo, es por eso que los elijo como mis personajes principales. Los puntos de vista del artista y el niño tienen muchos aspectos en común. Una vez oí que un artista es un niño que ha sobrevivido.
No me gustan los libros que me dicen lo que tengo que pensar, y creo que no es respetuoso del otro cerrar la lectura en un solo significado.
Lo que es realmente inspirador es sentir que uno descubre algo propio a través de una obra pensada por otra persona. Eso me pasa con los libros que más amo: aquellos que me compartieron su poder.
Este momento es muy emocionante porque puedo sentir que mis libros llegaron hacia ustedes y fueron disfrutados de esta forma, fueron queridos. Siento que detrás de este premio hay mucho amor: por los libros, por los niños y adultos, por el arte y la vida. Ese mismo amor que Astrid Lindgren mostró, ese mismo coraje. Si somos sinceros, los autores exponemos la propia piel en cada libro, preparamos la casa para una fiesta. Y abrimos la puerta esperando que venga a visitarnos el lector y le guste lo que preparamos. Y si hay suerte, surge esa relación gozosa que no se puede predecir, que es tan real como intangible.
Pero ustedes, con este fabuloso premio, la hacen visible. Ustedes promueven y valoran esta impredecible relación para que siga floreciendo. Ustedes sostienen que hacer libros para niños tiene mucho valor. ¡Tanto que incluso merecemos obtener dinero por nuestro trabajo! En un mundo tan dominado por otros valores de lo que es exitoso o competitivo en el mercado, el ALMA es una decisión fuerte y trascendente. No parece una mera coincidencia que ALMA (Astrid Lindgren Memorial Award) en español signifique ALMA (“soul”).
Estar acá, viviendo este sueño que yo pensaba tan improbable, me hace pensar en una canción que a veces canto y se llama Youkali, es de Kurt Weill y habla de una isla al borde del mundo donde los deseos se hacen realidad, donde los amores se recuperan, donde vive la esperanza, el ansia de la humanidad. La canción al final dice que Youkali es una fantasía… pero los que amamos la literatura sabemos que a veces ciertas fantasías nos llevan a descubrir grandes realidades. Y los libros son muy buenos barcos para llegar a lugares como esa isla, que hoy pienso debe ser bastante parecida a Estocolmo en primavera.
¡Muchas gracias, desde mi alma!
ISol
Your Royal Highness, ladies and
gentlemen, dear friends (because if you love books I consider you fairly close
friends of mine):
I feel utterly honoured to receive
this precious gift. I want to thank all members of the Jury for giving my work
such merit, even when coming from a far-off country, for making it known to
others, for enjoying it!
I’m glad this award gives relevance
to those who think of illustration as a rich, profound language, one with a
voice of its own. In picture books we can tell many things through colours,
lines and shapes, and that -in turn- allows the text to breathe with freedom.
Unfortunately, as we grow up, we lose contact with the expression through
pictures, whereas we all were experts on the subject when we were kids. I don’t
actually think that I must put a limit to my imagination just because it’s a
book for children, on the contrary! What reader could be more demanding than a
child? Children have a lot of things to discover and I’d better be on their
high level in order to satisfy their huge capacity for curiosity. I get my
inspiration from what’s wild, from what’s ridiculous, from that independence of
culture that children enjoy. They are beyond our conventions, they keep asking
themselves all sorts of things. That’s why I choose them as my main characters.
The artist’s and the child’s viewpoints have many aspects in common. I’ve once
heard that an artist is a child that has survived.
I don’t like books that try to tell
me what I have to think, and I believe it’s very disrespectful of others to
lock up interpretation in just one meaning.
What’s really inspiring in books is
the fact that you can discover something of your own, something very personal
through a piece of work which was created by someone else. That has happened to
me with the books I love the most: the ones that have shared their power with
me.
This is a very emotive moment for me. Today I
feel that my books have touched you, that they were loved. I feel that behind
this award there is much love: love for books, for children and grown-ups, for
art and life. That very love that Astrid Lindgren showed, that very courage. If
we are honest, we authors expose our own skin in each work, we prepare our
modest home for a party. And we open our door expecting the reader to come and
visit us, and we hope they will like what we have prepared. And if we are that
lucky, we will take part of a joyful relationship which can’t be predicted,
which is as real as it is intangible.
But you, with this fantastic prize, you make it
visible. You promote and value this unpredictable relationship so that it keeps
flourishing. You state that making children books is something really worthy.
So worthy that we even deserve to earn money for our work! In a world ruled by
other values that define what is successful or competitive in the market, the
ALMA is a strong and transcendent decision. It doesn’t seem a mere coincidence
that in my language, in Spanish, ALMA means “the soul”.
The fact that I am here, living this dream that
I thought so unlikely, makes me think of a song I sing sometimes. It’s called
Youkali and was composed by Kurt Weill. It talks about an island at the edge of
the world where our wishes come true, where lost love can be recovered, where
hope and humanity dwell. The song ends by saying that Youkali is a fantasy… but
those of us who love literature know that at times certain fantasies lead us to
discover great realities. And books are very good ships to reach places like
that island, that “holm”, which
today, I think, must resemble Stockholm in the springtime.
Many thanks from my soul!
Isol